
Alas blancas, una cinta edulcorada que aborda los horrores del Holocausto desde una perspectiva juvenil y didáctica, basada en la novela gráfica de la autora Raquel Jaramillo Palacio.
La narrativa principal se despliega a través de un relato contado por su abuela, Sara (Helen Mirren), quien revive su experiencia como joven judía escondida en la Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Contado en flashback se centra en Sara adolescente (Ariella Glaser) y Julien Beaumier (Orlando Schwerdt), un compañero de clase que, a pesar de ser marginado por su discapacidad física producto de la poliomielitis, la protege junto con los padres de este (encarnados por Gillian Anderson y Jo Stone-Fewings).
Alas blancas tiene como corazón un mensaje de bondad como acto transformador, algo encapsulado en la frase de la abuela Sara: “Olvidas muchas cosas en la vida, pero nunca olvidas la bondad”.
En este siglo XXI, donde las personas aún creen que deben tomar partido ante el conflicto bélico, la cinta nos habla sobre el horror y el absurdo de la guerra y sobre cómo el único partido que deberíamos elegir es el de la paz.
La cinta funciona como un recurso introductorio para jóvenes que se acercan por primera vez a las lecciones del Holocausto. Aunque emotiva y con un mensaje positivo, su ejecución estilizada y su narrativa simplista limitarán su impacto en espectadores más críticos.
Como extensión del universo de Extraordinario, Alas blancas logra expandir sus temas de empatía y redención, recordándonos que quien no conoce la historia está destinado a repetirla.
La película, que cuenta con el sello de Garantía Cinépolis, llega a las salas de cine a partir del 5 de diciembre.