
La NASA lanzó este martes con éxito el satélite PACE, una misión pionera que permitirá a los científicos tomarle el pulso al planeta y comprender mejor cómo interactúan los océanos y la atmósfera, claves para regular el clima.
El cohete Falcon 9 de SpaceX despegó a la 1:33 hora local (6:33 GMT) desde Cabo Cañaveral, Florida, llevando a bordo este «revolucionario» satélite, como lo describió la oceanógrafa de la NASA Violeta Sanjuan.
Un observador sin precedentes
PACE, que significa Plancton, Aerosoles, Nubes y Ecosistemas Oceánicos, estará orbitando la Tierra a unos 677 kilómetros de distancia, incluso más lejos que la Estación Espacial Internacional.
Su arsenal tecnológico incluye tres instrumentos de última generación, uno de ellos un sensor capaz de identificar hasta 256 colores en el océano, una precisión nunca antes lograda.
Información vital para el futuro
«Es como tener un microscopio gigante en el espacio», dijo Sanjuan, quien destacó que PACE permitirá obtener detalles sin precedentes sobre el fitoplancton, microalgas responsables de producir entre el 50% y el 60% del oxígeno que respiramos.
«Es altamente eficiente en la captación de dióxido de carbono y en la liberación de oxígeno, mucho más que las plantas terrestres», resaltó la científica.
Los datos de PACE también ayudarán a comprender mejor la distribución de los aerosoles en la atmósfera, y cómo estos interactúan con las nubes y el clima.
Un esfuerzo global
La misión PACE es un proyecto de la NASA en colaboración con la Agencia Espacial Canadiense (CSA) y la Universidad de Colorado Boulder.
Su costo total se estima en 900 millones de dólares y se espera que funcione durante al menos seis años, aunque se estima que podría extenderse hasta una década.